Tarta arcoiris de fondant "Cumple de la tata"

Hace unos días mi hermana Elvira, tata de Laura, cumplió años, y se nos ocurrió que una tarta de fondant podía ser un buen regalo. Así que nos pusimos manos a la obra. Aunque yo llevo años haciendo repostería, ésta fue nuestra primera tarta de fondant, y sinceramente pensamos que no salió nada mal, sobre todo teniendo en cuenta la complejidad a la hora de manejar un material tan difícil para algo inexpertas en esto, por pringoso -al principio- aunque blandito y elástico más adelante. Hay que tener en cuenta que este fondant no es del que habitualmente se compra por internet o en tiendas especializadas y que ya viene listo para amasar, sino que es totalmente artesanal, hecho -además de con mucha paciencia- con azúcar glass, algo de esencia de azahar, y nubes de estas de chuchería que venden en cualquier tienda de caramelos y que tanto les gustan a los críos... ¡y a los mayores!  ;)

Primero hicimos un bizcocho de yogur un tanto peculiar, pues como podéis apreciar era un estallido de color. Hay que armarse de un poco de paciencia para estar horneando seis bizcochos distintos, cada uno de un color, pero os aseguro que merece la pena. Todo un arcoiris que se fundía en la boca; era muy jugoso y blandito. En realidad para las tartas de fondant, debido al peso de la masa, no conviene que el bizcocho sea demasiado blando, pues se puede deformar, y es mucho más conveniente uno algo más seco, tipo esponjoso de Madeira o MSC (Madeira Sponge Cake) -del que ya os hablaré en una entrada más adelante-, y luego regarlo con un almíbar. Pero esta tarta era simple, es decir, sin pisos, y el bizcocho soportó perfectamente el peso. El frosting que recubría el bizcocho y separaba las capitas del mismo era un buttercream avainillado de mantequilla, azúcar glass y queso crema, del que también más adelante os explicaré detalladamente cómo se hace. Era la "cama" perfecta para acoger la suave y colorista pasta de fondant que posteriormente la envolvería.

El fondant era como podéis ver de dos colores, verde pistacho y lila, aunque originariamente las espumitas -"made in" Mercadona :)- eran de dos colores combinados: blanco y rosa bebé, y queríamos un pastel de colores muy llamativos, como su interior. ¡Pero para eso están los colorantes! (Comestibles, por supuesto y totalmente aptos para uso alimentario, y que son también los que usamos para teñir el bizcocho.) Los que más se utilizan para dar color al fondant son en pasta y en polvo, aunque nosotras los usamos líquidos, que también son estupendos -aunque hay a quien no le gusta demasiado porque dicen que "agua" un poco la masa. Francamente, hay que ponerle tan poco líquido de color y tanto azúcar glass al "mejunje" hasta lograr una masa elástica -el doble de azúcar que el peso de las nubes, e incluso algo más-, que nuestra masa desde luego no estaba nada aguada.

En una entrada próxima Laura y yo publicaremos el paso a paso de cómo hacer fondant de nubes y cómo añadirle color, y el paso a paso de cómo forramos el pastel. Y en otra, naturalmente, os enseñaremos cómo hacer un yogur de bizcocho y cómo lograr este relleno de arcoiris que es tan espectacular.

Dulces besos y gracias por vuestra visita.